Hasta 25 establecimientos de la costa gaditana han optado por la apertura al público durante todo el año, casi el doble que la temporada pasada. Los chiringuitos gaditanos hacen más caja este verano y prevén seguir abiertos en invierno.
Los chiringuitos del litoral gaditano han conseguido llenar sus terrazas durante todo el mes de julio.
La playa, las buenas condiciones meteorológicas -muy especialmente las de julio- y su oferta de comida mediterránea han permitido a los chiringuitos de playa de la costa gaditana lograr en 2015 uno de los primeros años «de recuperación de la crisis». Por regla general, los turistas que visitan la costa de la capital tienen dos objetivos comunes: darse un baño y comer en sus restaurantes a pocos metros de la playa. Pescados fritos, marisco y arroces, acompañados de buenos vinos, son los elementos que día a día se elaboran en las cocinas de los chiringuitos como ‘Potito Beach’, ‘Nahu Beach’ o ‘Malibú’, que desde hace algún tiempo, son un referente en la ciudad.
El sector de los chiringuitos en la costa de toda la provincia, que agrupa unos 114 establecimientos, se muestra «satisfecho» tras la temporada veraniega, en la que se han incrementado las ventas un 9% respecto al pasado año, manteniendo y, en muchos casos, mejorando los precios.
Miguel Sánchez, el propietario de los chiringuitos ‘El Potito’ y el ‘Potito Beach’, situado en el paseo marítimo de Cádiz, afirma que «este verano ha sido el mejor de todos, pero con un porcentaje de beneficio muy justo». Para Sánchez, la percepción de la cantidad de clientes que acuden al establecimiento ha sido mayor que la del año pasado. «Vemos que poco a poco el sector servicios se va recuperando de la crisis», asegura. «El mes de julio ha sido espectacular. Sin embargo el mes de agosto el mal tiempo ha provocado que sea peor, aunque un pelín mejor que el pasado año, un 5%», matiza. Además, este empresario gaditano apunta que se prevé que lo que queda del mes de septiembre y octubre las ventas se animen durante los fines de semana «si la meteorología lo permite».
«El mes de julio en ventas ha sido espectacular este año», según el dueño de ‘El Potito’»
Pero no todo ha sido bueno para la hostelería de la ciudad. Miguel Sánchez señala que «las ventas son fundamentalmente de día. La noche en el paseo marítimo de Cádiz no existen». Este empresario argumenta que de nuevo se han visto perjudicado por las continuas quejas vecinales «Como novedad, este verano, hemos tenido actuaciones carnavalescas a partir de las nueve hasta las doce de la noche. Sin embargo, a las once y media ya teníamos vecinos molestos». Estas denuncias, según Sánchez, provocan que el cliente de ‘cubateo’ prefiera ir a otras zonas de la capital donde «no se les exige tanto el cierre de las terrazas». «Los vecinos no se dan cuenta que con este gesto juegan con el pan de veinticinco familias», lamenta.
Por su parte, el presidente de la Asociación de Empresarios de la Costa de Cádiz (AECCA), Antonio Guerrero, remarca que julio fue «un mes muy bueno, que ha compensado a agosto», el cual fue «más inestable por las bajas temperaturas registradas». Por tanto, tras los dos meses, «la sensación del sector es que la cosa ha repuntado positivamente con un índice que crecimiento económico de facturación ante otros años, con una media del 8,5% y 9 % de crecimiento a nivel provincial». Además, Guerrero señala beneficioso el nuevo reglamento de la Ley de Costas que ampara a los chiringuitos de la provincia. Desde la Asociación se encuentran actualmente trabajando en las negociaciones con los distintos ayuntamientos y la Delegación Territorial de Agricultura, Pesca y Medio Ambiente de la Junta para la adaptación de los pliegos vigentes a las nuevas posibilidades de la Ley de Costas. «Así puedan permanecer todo el año funcionando con la consiguiente generación de empleo», asegura.
En el mismo paseo marítimo de Cádiz, se encuentra Bebo los Vientos. En la dirección del local, Raúl Cueto, asegura que «este verano ha habido una mayor afluencia de turistas nacionales comparándola a todos los anteriores y menos clientes de la capital». «Desde el mes de junio hasta el momento, estamos recibiendo a muchos clientes que piden el pescado frito y los arroces típicos de la zona», explica. Además, según asegura Cueto, «Hemos notado el bajón de clientes en septiembre». Aun así, asegura que «es verdad que en los meses de verano estamos desbordados por la afluencia de viajeros, pero contentos de poder ofrecer un servicio que guste a la gente». Para este empresario gaditano, que cuenta hasta con seis establecimientos en Cádiz, – Arsenio Manila, Bebo los Vientos, Manila 1969, Nahu Beach , Pez Frito y Restaurante Varadero- matiza que «es una pena que la oferta nocturna se haya perdido y que los gaditanos tengan que irse a Conil, El Palmar y Tarifa».
Ampliación de la temporada
A principio de verano, el sector auguraba la temporada «con buenas perspectivas y con esperanzas» de mejorar la anterior en unos negocios que hasta el momento no han logrado remontar tras el comienzo de la crisis, no obstante la pasada primavera también fue «un éxito sobre todo los fines de semana, porque hizo muy buen tiempo».
«Este verano hemos tenido mayor afluencia de turistas nacionales»
La costa gaditana ha contado este verano con 114 chiringuitos. Y más de 25 podrán disfrutarla en invierno. Los primeros empresarios que han dado el paso adelante para continuar con la actividad durante los próximos doce meses se localizan en Tarifa (4), Cádiz (4), Chiclana (6) y Conil (6), entre otros. Duplicando las cifras del año pasado. Se trata de los establecimientos que cumplen con todos los requisitos y cuentan con su documentación en regla.
Cabe recordar que el nuevo Reglamento General de Costas establece que los chiringuitos que lleguen a los 200 metros cuadrados tienen que tener 150 metros cuadrados de edificación cerrada y sus restaurantes de terraza estar cerrados con elementos desmontables. A estos, se podrán añadir 70 metros cuadrados de terraza abierta con elementos desmontables y otros 30 destinados a la zona de aseos. Los contratos actuales permiten solo una superficie máxima de 150 metros cuadrados, a los que hay que sumar el espacio de los aseos.